El poeta
De ese río que es el hombre adicto a los latidos más humanos tiene sed el alma del poeta, que se enfanga en la vida y sus afluentes […]
De ese río que es el hombre adicto a los latidos más humanos tiene sed el alma del poeta, que se enfanga en la vida y sus afluentes […]
Se encuentran en el charco de lo inhóspito entre el placer de lo que es prohibido soledades en lo desconocido innombrables espíritus expósitos. Fluyen unidas en su despropósito.