Una cohorte de hormigas sortea mis raíces. Despojadas del verde de su ornamento, las lianas se desprenden de mis ramas en busca de tierra. Son adventicias como mi afán de supervivencia, esa energía que me ata a la materia.
Hoy un dron araña mi corteza. Tengo nostalgia del peso de aquellas bolas de goma golpeándome el tronco. Esos dulces seres diminutos ya no escalan mi esqueleto, ni se refugian en el aura mántrico de mi copa. Ahora pasan horas ajenos al mundanal, ciegos ante la estética de la madre naturaleza. Absortos en la estulticia de esa tela de araña que los atrapa: internet.
Los amantes ya no pellizcan mi carne con sus letras, no exentas de alma, vida, experiencia … He combatido cientos de plagas. He salido indemne de tantas hogueras. Ni el hormigón ni el acero pudieron conmigo. Solitario permanezco en el mismo parterre, antes de piedra y hoy de metal oxidado.
Su terracota mimetiza con la arcilla del terreno. Lo vanguardista del paisaje urbano, en pugna perenne con el aura lorquiana de la naturaleza; inalterable en mis hojas, supervivientes al devenir del tiempo.
Centenario, roído por la lluvia, horadado por el viento, mi silueta se eleva por encima de áticos, azoteas sorteando miles de antenas. Sucedáneos a mi alrededor en ataúdes; en palmas y ramas de olivo; en tirachinas improvisados con cuerdas. Retazos de vidas humanas tallados en lascas, todos descansan en el mismo espacio, hijos de la misma herencia.
Temo el día en que una forma humana, provista de cuerdas y escaleras, se encarame frente a mí para podarme la melena. Y desnudo, sin el manto que envuelve mi savia, yazca en un sueño de fuego con hebras de hilos como telares, cautivo de esa red que libre supera el espacio y no entiende de tiempos.
Aunque a juzgar por mi longeva apariencia, ese miedo no es más que un fuego fatuo en lo inhóspito, reflejo de esas vidas que atesora el ámbar de mi experiencia, tuneado a gris ceniza de madera sabia, con alma, añeja …
Me ha gustado mucho, cariño!
Gracias. Me alegro.
Genial!!!!
Muchas gracias.
La sabiduría de los años.
Sentimientos. Me has recordado un cuento, Pedro y su roble. Muy bonito
Gracias compañera. Seguiré chapoteando en mi océano.