Te perdí un mes de otoño
y aunque tú me dejaste mucho antes,
no fue hasta aquel noviembre
que sentí los colmillos de tu ausencia.
Lo anterior fue un amago,
un ensayo maldito del futuro.
Rodeada de tus cosas,
tengo miedo a olvidarme de tu voz.
En el mar del silencio
memorizo tu risa en cada escena
y me ahogan estas calles…
Los recuerdos se encharcan en mis ojos
Y te veo en cada esquina
y en el aire… hay esencias de ese otoño.