TANTÁN

Cuando pienso que ya nada es posible

me sorprendo en mi plena construcción

siempre hay gestos que llaman mi atención

y me empujan a ser a más invisible.

A creer que no existe el imposible,

a olvidarme de la equivocación

a enfrentarme a mi propia destrucción,

en un pulso con mi ego más sensible.

A atisbar al espejo al ser humano,

a lidiar con mi yo una nueva mano

a acallar a mi propio orangután.

A estrenar de una vez el modo sano

a extinguir a ese ruido charlatán

a escuchar del amor y su tantán.

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