El poeta
De ese río que es el hombre adicto a los latidos más humanos tiene sed el alma del poeta, que se enfanga en la vida y sus afluentes […]
De ese río que es el hombre adicto a los latidos más humanos tiene sed el alma del poeta, que se enfanga en la vida y sus afluentes […]
Este fondo que es falso de mi armario arde en llamas por culpa de mis versos guardan cola en espacios tan adversos esos fatuos no tienen escenario. Voces
Cada vez que me enfrento al folio en blanco surgen palabras. Vuelan por sí solas, se comportan igual que aquellas olas. Sí me ocurre, me siento en ese
Esos versos que humean en la mente palabras sin un sitio en el poema el eco de los restos de una quema respiran ese lastre recurrente. La arritmia
Hay brasas en tu mirada fuego en tus palabras llamas en los gestos gemidos de soledad… brisa en el alma, viento en mis alas letras que no hablan
Tulipanes. Acuarela. Hospital de Santa Lucía. Cartagena. Escribir para decir aquello que amas Escribir para soñar en voz alta Escribir para reinventar un mañana Escribir para estar a
Veleros de época en aguas de Cartagena. El cuerpo, la carne, el maldito cuerpo y al final, ha sido esa sangre en vinagre. Hoy arde el espíritu en
Las historias son algo así como el amor que de vez en cuando sale a orearse como el néctar de la uva te deja ese regusto en el
No puedo inventarte. Te resistes y deshaces cada vez más difícil, recóndita, inefable lo invisible de mi carne, me dices que no es tarde que le de brillo
Hortensia. Escribir es un acto de amor uno de los más egoístas también de los más sinceros. Escribir es despojarse de velos conducir sin pensar en frenos exorcizar